domingo, 4 de mayo de 2008

Cuando pienso en computadores portátiles, siempre recuerdo hace 8 años atrás cuando compré mi primera y única PDA: una Palm IIIx con pantalla monocromática. En aquel momento tenía todo lo que hubiera deseado de un aparato de ese estilo: una capacidad parecida a la de mi vejo 486 que tuve 10 años antes, pantalla sensible al tacto y un lápiz para entrar texto usando un sistema de reconocimiento de caligrafía. Con el pasar de los años, aquel bichito se mudó rápidamente al reino de la obsolescencia; sus descendientes incorporaron otras cosas bastante interesantes: conexión a internet wireless, pantalla a color ultra nítida, mp3, fotografía y video digital, teléfono, etc. Sin embargo, me mantuve fiel a mi vieja PDA hasta q unas baterías reventaron dentro de ella, corroyendo parte de sus circuitos.

Fue entonces cuando tuve mi primer contacto los TabletPCs, que a ojos de un profano lucen como una PDA algo crecidita, pero que son en realidad, un PC laptop un poco más pequeño que el promedio, con un lápiz con el cual se puede escribir en la pantalla. Me gustó bastante cómo permitía hacer anotaciones sobre documentos y presentaciones, y además un interesante sistema para reconocer caligrafía que trata de deducir la palabra completa en lugar de adivinar letra por letra lo que uno escribe (si!! es capaz de reconocer mi letra!!). La idea en general es buena, pero un Tablet no deja de ser un laptop; grande y pesado, no es muy cómodo de usar ni de cargar a todas partes.

Y así ocurre que, a raíz de mis experiencias con estos aparatos, empiezo a pensar cómo será el gadget definitivo que satisfaga todas mis necesidades de información. Inmediatamente viene a mi mente una vieja novela que leí hace algún tiempo, llamada La Utopía de Turing. En aquél libro, al protagonista le implantan una maquinita en el cerebro que pasa a ser una parte más de la psique de su usuario. Este concepto parece ser bastante interesante, puesto que elimina la necesidad de cualquier dispositivo de interacción: mouses, teclados, pantalla, lápices, etc., siendo la única forma de comunicación el simple pensamiento consciente (e inconsciente). El computador soportaría al usuario en todas aquellas tareas para las cuales la mente humana no es suficientemente buena: cálculos matemáticos, almacenamiento preciso de información y programación de tareas. Uniendo ambos mundos se lograría una potencia increíble de procesamiento de información. Sin embargo, no deja de tener sus inconvenientes: Imagínense cmo sería un día cualquiera en la vida de un usuario de aquellos computadores:

8:00am, me desperté automáticamente a la hora que programé el computador para que liberara los neurotransmisores correspondientes (qué agradable no tener dolor de cabeza, ni escuchar el pitido de aquel viejo reloj despertador!)

8:01am, veo-escucho-pienso los emails que me acaban de llegar, me concentro en contestar cada uno, teniendo cuidado de no mandar más información de la necesaria; no quisiera que mis jefes se enteraran lo que pienso de ellos, por estar escribiendo-pensando lo que me da la gana.

8:15am, me levanto a desayunar, tengo un hambre tremenda, eso de tener un computador en la cabeza me baja la glucosa rápidamente, así que a tomar un cafecito con mucha azúcar!

8:23am, me dan unas ganas incontrolables de ir al baño, no se qué tenía ese café que me hizo sentir tan mal. Trato de re-programar ciclo digestivo, pero mi computador se niega a conectarse al servicio de movimientos peristálticos... en fin, creo que tendré que responder a mis instintos básicos...

8:26am, me acaba de avisar el fabricante de mi computador y su sistema operativo (que no voy a decir su nombre) de no abrir ciertos correos con contenido malicioso. Tengo un mal presentimiento, ahora que empiezo a recordar lo que soñé anoche... reviso la lista de correos leídos y ahí esta aquel infame correo... al parecer lo abrí durante la noche mientras soñaba (maldito subconsciente!)... Oh, no! ahora sé por qué amanecí tan mal del estómago!...

Ciertamente puede ser muy cómodo tener un computador pegado al cerebro, pero no todo es color de rosa: así como podríamos usarlo con mucho provecho mientras estamos despiertos, nada impide que otras cosas ocurran cuando dormimos, o también que algún hacker nos manipule, como ocurre en la película Ghost in the Shell.

De no solucionarse esos problemas, esa no sería una opción viable para el computador portátil del mañana.

Hacia donde veo más probable el futuro de estos aparatos, es en la integración con objetos de uso cotidiano. Las PDA dieron un primer paso al tratar de emular una libreta de notas, y los TabletPC al tratar de emular un libro o un cuaderno. Sin embargo, aún dejan mucho que desear, puesto que no son exactamente igual a las cosas que quieren emular: la PDA, por ejemplo, no es igual q una libreta; no tiene hojas ni espiral y no se puede rayar con un lápiz común y corriente (ni qué hablar de lo pesada que es). Para resolver esos problemas, cabría esperar que a futuro varias nuevas tecnologías sean usadas:

  • Pantallas de cristal líquido, flexibles y finas como una hoja de papel y que puedan leerse con luz externa, de la misma forma que un libro. La tecnología de iluminación pasiva está recién surgiendo (vean por ejemplo http://eink.com/).
  • Miniaturización suficiente en los componentes del computador, de tal forma que puedan ser integrados con cualquier objeto de uso cotidiano sin que se note.
Una vez que eso se solucione (cosa que espero, ocurra en muy pocos años), cabría esperar que aparecieran computadores que externamente fueran indistinguibles a una hoja de papel. Lo que uno escribiera en ellos podría ser almacenado y modificado digitalmente. Podríamos tener libros, cuadernos, carpetas y archivadores que serían al mismo tiempo computadores con los que podríamos interactuar. Imagínense un libro que cada vez que lo abríesemos tuviera una novela diferente, o un cuaderno cuyas notas pudieran copiarse wirelessly a otro cuaderno. La analogía del escritorio de Alan Kay en Smalltalk terminaría plasmada en objetos reales!

No hay comentarios.: