domingo, 13 de julio de 2014

Trascendencia, Máquinas Pensantes, Nativos Cyborgs y Contiunidad del Yo. Todo necesita un soporte físico.

Hace poco vi la película Trascendence y terminé de leer una novela, llamada Diaspora. En Trascendence, un científico al borde de la muerte copia su mente a un computador, a través de una interfaz neuronal. Sin estar limitada a las restricciones del cerebro humano, la mente del científico aumenta en complejidad varios órdenes de magnitud. En forma similar, Diaspora cuenta la historia entidades pensantes que alguna vez fueron humanas y que fueron transferidas desde cerebros orgánicos a un gran computador.

Ambas historias tratan de un tema en común: hacer que la consciencia humana trascienda las barreras naturales tradicionales y se expanda a niveles más complejos, en un claro intento de evadir la inexorabilidad de la muerte.

Para discutir sobre este tema, definiremos algunos conceptos.

Primero, tomaremos prestado el nombre de la película y llamaremos "Trascendencia" a la idea de perdurar la mente más allá de las limitaciones físicas del cerebro humano.

Segundo, sin entrar en discusiones filosóficas extensas, llamaremos "Mente", "Consciencia" o el "Yo", al conjunto de información y procesos de pensamiento que nos hace darnos cuenta que existimos como seres humanos. En otras palabras, la idea de Descartes de "Pienso, luego existo" como base de la consciencia humana.

Tercero, para no complicarnos con conceptos no medibles, nos centraremos únicamente en la idea de la Consciencia como una propiedad emergente de una estructura física compleja, como por ejemplo el Cerebro humano. En otras palabras, supondremos que la Consciencia es el Software y el Cerebro es el Hardware. Si el soporte físico de la Consciencia, el Hardware, se destruye, la Consciencia, el Software, no perdura.

¿Qué tiene de especial la Trascendencia? El hecho que todos queremos conseguirla en mayor o menor grado: desde aquellos que se hacen famosos para perdurar algo de sí en las mentes de otras personas, hasta quienes crían hijos con un claro intento de traspasar algo de sus valores a su descendencia. Tampoco hay que olvidar el sinnúmero de religiones que predican la idea que el Alma sobrevive de manera eterna luego de la muerte de cada individuo. El hecho que mucha gente equipare el concepto de Alma con el de Consciencia, demuestra un deseo claro de lograr Trascendencia.

Sin embargo, las alternativas anteriores no son suficientes para lograr Trascendencia de la forma que habíamos definido. Las dos primeras son poco efectivas, ya que simplemente perduran fragmentos del Yo en medios físicos dispersos. La tercera alternativa está fuera del alcance de esta discusión, ya que hace referencia a la Trascendencia en un mundo que no es el físico.

La película y la novela que menciono más arriba proponen una alternativa bastante más efectiva, la cual podría hacerse realidad dentro de algunas décadas: el transferir la Mente desde un soporte físico perecedero (el cerebro) a uno más duradero (un computador). Es muy probable que en un par de generaciones tengamos la tecnología para conectar el cerebro directamente a un computador (vean mi post sobre los Nativos Cyborgs). También podríamos tener la capacidad de reproducir procesos de pensamiento humano complejos en un computador (ver mi post sobre Máquinas Pensantes). Cuando tengamos ambas tecnologías, transferir la Consciencia a un computador podría ser algo relativamente sencillo.

El vivir (casi) eternamente como un software inteligente dentro de un computador superavanzado es una idea tentadora. Sin embargo, hay que tener en cuenta un detalle muy importante: para lograr una Trascendencia efectiva hay que asegurar la Continuidad del Yo.

La Continuidad del Yo se basa en la idea de la Consciencia como una propiedad emergente del Cerebro. Si el Cerebro se destruye, la Consciencia también es destruida, así como también la Continuidad del Yo.

En otros casos, como cuando el Cerebro deja de funcionar correctamente, la Continuidad del Yo puede mantenerse. Por ejemplo, cuando, debido a un trauma o a algún efecto narcótico, la persona se desmaya temporalmente. La Consciencia no pierde continuidad (aunque tendría una laguna en sus recuerdos), ya que el medio físico no sufre daños permanentes.

La Continuidad del Yo también depende de que los cambios en el tiempo a la Consciencia y su soporte físico, sean pequeños y graduales. Por ejemplo, si una persona sufre un accidente que le hace perder parte importante de sus recuerdos, también pierde la Continuidad del Yo, ya que ha sufrido cambios importantes a su Consciencia y al soporte físico de ésta.

Si lo llevamos al plano tecnológico, la Continuidad del Yo depende de dos cosas: (1) que el computador donde transferiremos la Consciencia permita emular lo más fielmente posible los procesos realizados por el Cerebro y (2) Que los cambios al medio físico que soporta nuestra Consciencia sean muy graduales. 

El elemento (1) es muy probable que se haga realidad en un momento cercano al de una potencial Singularidad Tecnológica. Sin embargo, el elemento (2) es uno que, probablemente, mucha gente pase por alto cuando sea el momento de transferir la Mente a un computador.

Piensen, por ejemplo, lo que sucede en la película Trascendence. El protagonista, Will Caster, justo antes de morir, copia su Consciencia a un computador. Su cuerpo biológico muere, pero una copia de su Mente es instalada en un computador que, desde ese momento, a ojos de sus amigos y familia, es Will Caster.

Claramente la Continuidad del Yo se rompe en ese caso, ya que el medio físico que soportaba la Consciencia del Will Caster original es destruido. El Will Caster de carne y hueso muere y un clon digital toma su lugar.

¿Cómo evitar esta situación? Asegurando la continuidad del medio físico que soporta la Consciencia. Allí es donde la idea de los Cyborgs cobra mucha relevancia. La Trascendencia de la Mente a un computador no debería hacerse copiando los datos del cerebro a un formato digital, sino integrando gradualmente el cerebro a un computador. De esta forma, el medio físico no sufriría cambios radicales que rompan la Continuidad del Yo.

¿Cómo hacerlo en la práctica? Yo sugeriría los siguientes pasos:

1. Implantar en el cerebro un computador que sirva, inicialmente, como memoria auxiliar. De esta forma, todos nuestros recuerdos podrán ser gradualmente almacenados y recuperados desde dicho medio digital.
2. Configurar el computador para que también pueda ejecutar algunos de nuestros procesos de pensamiento. De esta forma, a medida que nuestro cerebro biológico se vaya deteriorando, el computador asumiría cada vez más funciones de pensamiento complejo.
3. Descartar el cerebro biológico. Una vez que el cerebro biológico haya muerto, la idea es que la totalidad de nuestros recuerdos y procesos de pensamiento dependan del computador.

En aquel momento habremos logrado una Trascendencia efectiva, sin romper la Continuidad del Yo.

¿Qué viene después de lograr la Trascendencia? Eso será tema de un futuro post.