En mi publicación anterior argumenté que la IA, particularmente un LLM, aun no puede reemplazara a los humanos en el desarrollo de software. Un Informático utilizando una IA sigue realizando, esencialmente, las mismas tareas que un desarrollador de software de antaño.
No solo las mismas tareas, sino que sigue requiriendo, más o menos, las mismas habilidades y conocimientos para hacer bien su labor.
La principal diferencia es que parte del trabajo lo hace la IA.
La pregunta que surge es: ¿cómo utilizar una IA para sacarle el máximo provecho?
Para dar una buena respuesta es importante entender el concepto de Centauro.
No me refiero, literalmente, a la criatura mitológica, sino a la analogía entre ésta y el uso que le damos a la tecnología.
Cuando una persona juega ajedrez contra una máquina, es simplemente una competencia entre humano y tecnología. Desde hace décadas que las máquinas son mejores en el ajedrez.
Sin embargo, si un humano se apoya en una máquina, puede derrotar, no solo a otros humanos, sino también a otras máquinas.
En este contexto, Centauro es la combinación de la parte humana, el cerebro, con la parte equina, la tecnología. Un centauro tiene todas las ventajas de un humano y un caballo, por lo tanto puede derrotar a ambos de manera aislada.
Cuando un ajedrecista se apoya en la IA para proyectar escenarios, explorar jugadas y usa su experiencia y capacidades para decidir qué hacer, éste se comporta como un Centauro.
Esta analogía va más allá de la simple combinación humano-tecnología. Un precepto clave es que la parte humana controla a la parte equina del Centauro, no al revés.
La antítesis de este concepto es el Centauro Invertido, cuando la parte equina controla a la parte humana.
Cuando un ajedrecista no se dedica a perfeccionar sus habilidades y conocimientos y depende totalmente de la IA para escoger las jugadas, se está comportando como un Centauro Invertido.
Mientras un Centauro tiene una clara ventaja sobre humanos o máquinas aislados, el Centauro Invertido no es sustancialmente diferente que una simple máquina. Por lo tanto un auténtico Centauro podrá siempre llegar más lejos.
- Y qué tienen que ver los Centauros con el desarrollo de software?
La respuesta es muy directa. Un Informático de antaño solo tenía su cerebro para desarrollar software. En la actualidad, además, tiene un sinnúmero de herramientas, la parte equina, que lo apoyan.
Los LLM son una parte equina muy potente
Sin embargo, si el Informático no perfecciona sus habilidades y conocimientos, y depende totalmente de su parte equina, no será mejor que las herramientas que usa.
Todo claro hasta este punto, salvo un detalle:
La idea de un centauro parte del supuesto que la parte humana y equina están permanentemente unidas.
En la práctica eso no es así. No importa cuánto se hable de que humanos y tecnología son inseparables, lo cierto es que, para que una persona pueda desarrollar al máximo sus habilidades y conocimientos, en algunos momentos debe hacerlo de manera autónoma, sin depender de artilugios sofisticados, sino usando solo su cerebro.
Es como decirle un atleta que, para entrenar en 100m planos, lo haga montando una motocicleta. Evidentemente andará más rápido, pero no fortalecerá su cuerpo adecuadamente para ganar la competencia.
Las habilidades cognitivas no son muy diferentes.
Es mejor aprender primero aritmética antes de usar una calculadora.
Es mejor programar primero seudocódigo en papel antes de sentarse a escribir código en un computador.
Es mejor aprender primero a pensar antes de delegar parte de nuestras tareas cognitivas a una máquina.
La analogía del centauro se queda corta, porque asume que humano y equino son inseparables.
Una mejor analogía es de un humano completo montado en un caballo. Juntos son más capaces que sus partes por separado, pero da lugar a que el humano pueda bajarse del caballo y entrenar por su cuenta.
En conclusión, las máquinas son simples herramientas. Nosotros debemos decidir cuándo las usamos y cuándo no.
Si dejamos que las máquinas hagan el trabajo por nosotros.
Si dejamos que tomen las decisiones por nosotros.
Si dejamos que piensen por nosotros.
Nada impedirá que en el futuro nos reemplacen, no por máquinas a secas, sino por humanos que usen bien las máquinas.